Bueno, llega el triste final. No sé si alguno de vosotros seguís apareciendo por el blog, quizá me he retrasado en la publicación de la última entrada, pero ando ocupada, en otro país y además no es fácil. Escribir esta entrada supone poner el punto final a mi estancia en Polonia aunque ya haga una semana que me marché; y da pena.
No quise precipitarme y escribir justamente después de dejar Gdynia porque quería tomar un poco de distancia y porque hubiera sido demasiado triste. Al fin y al cabo me fui casi llorando, aunque tenga la casi total seguridad de que no volveré para quedarme.
Cuando no se tienen expectativas ni prejuicios uno se siente más libre y más tranquilo; todo lo que viene es una agradable sorpresa, es más fácil ser feliz. Todo lo vivido los últimos 5 meses hubiera sido diferente con otro estado de ánimo y otra forma de ver la vida; pero coincidieron los aspectos necesarios para convertir este tiempo en toda una experiencia que me deja recuerdos estupendos.
En mi fiesta de despedida Panos me pidió que le dijera en diez palabras que había significado Polonia para mí y me resultó curioso porque los días anteriores había estado intentado elaborar (en mi cabeza) una lista de palabras y nombres que describieran mi estancia. Diez palabras no me parecen suficientes y de hecho tuve dificultad en elegirlas. Para mi capítulo final siento que debería mencionar algunas de ellas, así que aquí va una retaila y al final sin pensar:
Desdemona, piwo siempre duzo, Borek, kurwa, yembés, Wojtek y su never mind, música a todas horas, y otras tantas horas pedidas en el tren, Koza kocham cie, la calle Abrahama y todos los que allí vivimos, los que siguen viviendo y los que vivirán, Marta, los tangas, las semanas sin dinero, whisky con leche y con nesquik, Borek otra vez, pierogi y zurek, Alicjia y sus neuras, zapiekanka para matar el hambre, el postgrado, dudas, desesperación, Kwiat, flower, flor y más más horas de conversaciones profundas, las clases, Ruth y Dolores, la spanish community de Torun, Sopot y el rollo bollo, Gdansk y sus caramelos de colores, Alberto (el apoyo de cada día), madrugones, noches en vela, Marta, Guillermo y los mad dog, el chakra de Wawel, los paseos por la playa, las hogueras, millones de fotos, el jefe, Kontrast, Panos y más música, las mujeres del desdemona, pan marian, el olvidado lady fitness, wodka con zumo de manzana, y por supuesto, picaporte, matador, la belin ... acompañándome en la distancia cada día......
Y ya voy a parar, olvidándome seguro de más cosas y de más personas, porque podría seguir una noche entera.
Es imposible una conclusión o un resumen, no puedo ni quiero hacerlo. La fea Gdynia se queda grabada en mi corazón y en mi cabeza y con ella muchos nombres que han dejado huella.
Mi última frase va para vosotros, los que habéis estado conmigo desde allí (o desde aquí) en este viaje, por hacerlo más fácil y más divertido.